Reseña
Retazos de tinta y de papel
Ana María Gómez Vélez
Páginas 70
Cali- Colombia 2012
Pocos emprenden un poemario cuyo cuerpo poético gire en torno al amor por aquello de estar al filo de lo pornográfico o la sensiblería huera. Logros de libros sobre el tratado del amor vienen desde la biblia con el Cantar de Cantares del Rey Salomón, libro que ofrece más de una mirada de esa pareja que dialoga en una suerte de inspiración dramática, las alabanzas al creador y a la iglesia de Cristo en enaltecimiento del amor a Dios.
En un país como Colombia dada la diversidad étnica tenemos distintas fuerzas espirituales que loan el origen, una raíz tal que a pesar de los bamboleos de las metrallas, ese árbol aún no se desploma.
Quizá en todos los tiempos los poetas colombianos han barruntado versos que hablan del amor, bien sea desde lo metafísico a indiscutibles íconos que promueve el cristianismo y su fuerzas católicas dando como resultado el amor mariano-machista, muy común en nuestros pueblos, cantos básicamente en forma de sonetos.
Aquí pareciera que estuviera hablando de la poética de un país feudal, como si la poesía no hubiera mudado de piel. Luego toda esa adjetivación, en especial aquella que viene del romanticismo decadente que dejó abundante retórica en la geografía colombiana en algunas formas métricas de versificación española, hacen un saludo a la patria, la bandera, la madre y toda suerte de exhibicionismo aludiendo al amor, como una forma de fortalecer el statu quo, mediante estos ejercicios métricos farragosos.
Ese cansancio, propicia el momento y la poesía suelta las amarras y entra a lo nuevo, esa otra visión del universo desde las vanguardias; en Colombia recibió mucha resistencia a tal punto que el único poeta verdaderamente vanguardista fue Luis Vidales. A través de él y los hiperrealistas, se entrevió que del otro lado venía un nuevo universo poético. Otra manera de acercarse al poema, en formas más evolucionadas en su disposición de la hoja en blanco; desnuda un lenguaje que se había quedado hibernando en los moldes de la retórica, lo vuelve más sugerente y desde luego más libre, mostrando el hombre nuevo desde un plano si se quiere más existencial.
Si del amor se trata, dos o tres poetas latinoamericanos contemporáneos han sido socorridos para bien de la poesía a este llamado, allí están el poeta mexicano Jaime Sabines y el colombiano Darío Jaramillo Agudelo, quienes buena parte de su entidad poética, invita a los amorosos, desde todas las pulsaciones posibles.
Acaba de aparecer el libro Retazos de tinta y de papel, ópera prima de la poeta Ana María Gómez Vélez (Cali –Colombia) diciembre de 2012, es un libro de amor leve en el sentido del nombrar, en sus poemas no trata de escamotear encuentros y mucho menos el desgarro de una Silvia Plath…aquí la palabra suscita la caricia, el amor desprevenido, no calculado, el amor:
Ensueño
Tu recuerdo en mí, duende del amor,
bajaste por un rayo de Venus
hiciste un lecho con hierbas húmedas
plenilunio de amor con violines de grillos.
Los poemas de Ana María sugieren una asepsia en el último tramo, en la caída. En el amor hay que salir renovado en compañía de mágicas hierbas y el magma lo complementa la naturaleza del entorno, el maíz como recurrencia del origen, samanes, ocobos, colibríes, la poética luna y sus caras dándole más fuerza al encuentro amoroso:
Receta para los sueños
Báñate con agua de rosas a medianoche
y recibe la luz de la luna sobre tu corazón
mientras tomas una infusión de hierbabuena
con toronjil, aromatizada con canela y trocitos
de manzana roja.
Acerca a la cabecera de tu cama un florero
de cristal con un poco de agua
y flores rosadas y amarillas.
Acuéstate con la fotografía de tu amor bajo la almohada.
Amanecerás con una sonrisa en los labios
y la certeza de que eres la bienamada.
La complacencia, la entrega, el mero ritual del amor. Sus poemas no poseen un andamiaje del que muchas veces se abusa, horadando un supuesto preciosismo. Niethche persuadió a los poetas, no hay que enturbiar las aguas para que parezcan profundas.
En los cincuenta y dos poemas que conforman el libro de la poeta Ana María Gómez Vélez,
con lenguaje sencillo, se capturan imágenes, giros, encuentro de los cuerpos desde una mirada más allá del dogma y la ceremonia utilitaria. En ese sentido Retazos de tinta y de papel es un poemario liberador.
Retazos de tinta y de papel
Ana María Gómez Vélez
Páginas 70
Cali- Colombia 2012
Pocos emprenden un poemario cuyo cuerpo poético gire en torno al amor por aquello de estar al filo de lo pornográfico o la sensiblería huera. Logros de libros sobre el tratado del amor vienen desde la biblia con el Cantar de Cantares del Rey Salomón, libro que ofrece más de una mirada de esa pareja que dialoga en una suerte de inspiración dramática, las alabanzas al creador y a la iglesia de Cristo en enaltecimiento del amor a Dios.
En un país como Colombia dada la diversidad étnica tenemos distintas fuerzas espirituales que loan el origen, una raíz tal que a pesar de los bamboleos de las metrallas, ese árbol aún no se desploma.
Quizá en todos los tiempos los poetas colombianos han barruntado versos que hablan del amor, bien sea desde lo metafísico a indiscutibles íconos que promueve el cristianismo y su fuerzas católicas dando como resultado el amor mariano-machista, muy común en nuestros pueblos, cantos básicamente en forma de sonetos.
Aquí pareciera que estuviera hablando de la poética de un país feudal, como si la poesía no hubiera mudado de piel. Luego toda esa adjetivación, en especial aquella que viene del romanticismo decadente que dejó abundante retórica en la geografía colombiana en algunas formas métricas de versificación española, hacen un saludo a la patria, la bandera, la madre y toda suerte de exhibicionismo aludiendo al amor, como una forma de fortalecer el statu quo, mediante estos ejercicios métricos farragosos.
Ese cansancio, propicia el momento y la poesía suelta las amarras y entra a lo nuevo, esa otra visión del universo desde las vanguardias; en Colombia recibió mucha resistencia a tal punto que el único poeta verdaderamente vanguardista fue Luis Vidales. A través de él y los hiperrealistas, se entrevió que del otro lado venía un nuevo universo poético. Otra manera de acercarse al poema, en formas más evolucionadas en su disposición de la hoja en blanco; desnuda un lenguaje que se había quedado hibernando en los moldes de la retórica, lo vuelve más sugerente y desde luego más libre, mostrando el hombre nuevo desde un plano si se quiere más existencial.
Si del amor se trata, dos o tres poetas latinoamericanos contemporáneos han sido socorridos para bien de la poesía a este llamado, allí están el poeta mexicano Jaime Sabines y el colombiano Darío Jaramillo Agudelo, quienes buena parte de su entidad poética, invita a los amorosos, desde todas las pulsaciones posibles.
Acaba de aparecer el libro Retazos de tinta y de papel, ópera prima de la poeta Ana María Gómez Vélez (Cali –Colombia) diciembre de 2012, es un libro de amor leve en el sentido del nombrar, en sus poemas no trata de escamotear encuentros y mucho menos el desgarro de una Silvia Plath…aquí la palabra suscita la caricia, el amor desprevenido, no calculado, el amor:
Ensueño
Tu recuerdo en mí, duende del amor,
bajaste por un rayo de Venus
hiciste un lecho con hierbas húmedas
plenilunio de amor con violines de grillos.
Los poemas de Ana María sugieren una asepsia en el último tramo, en la caída. En el amor hay que salir renovado en compañía de mágicas hierbas y el magma lo complementa la naturaleza del entorno, el maíz como recurrencia del origen, samanes, ocobos, colibríes, la poética luna y sus caras dándole más fuerza al encuentro amoroso:
Receta para los sueños
Báñate con agua de rosas a medianoche
y recibe la luz de la luna sobre tu corazón
mientras tomas una infusión de hierbabuena
con toronjil, aromatizada con canela y trocitos
de manzana roja.
Acerca a la cabecera de tu cama un florero
de cristal con un poco de agua
y flores rosadas y amarillas.
Acuéstate con la fotografía de tu amor bajo la almohada.
Amanecerás con una sonrisa en los labios
y la certeza de que eres la bienamada.
La complacencia, la entrega, el mero ritual del amor. Sus poemas no poseen un andamiaje del que muchas veces se abusa, horadando un supuesto preciosismo. Niethche persuadió a los poetas, no hay que enturbiar las aguas para que parezcan profundas.
En los cincuenta y dos poemas que conforman el libro de la poeta Ana María Gómez Vélez,
con lenguaje sencillo, se capturan imágenes, giros, encuentro de los cuerpos desde una mirada más allá del dogma y la ceremonia utilitaria. En ese sentido Retazos de tinta y de papel es un poemario liberador.
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Qué rico las opiniones son bienvenidas.
Gracias,
Ana María - Penélope