martes, mayo 17, 2011

Andrés Bonilla Torres, músico en fuga

Ana María Gómez Vélez, entrevista

Andrés Bonilla Torres es uno de nuestros cerebros fugados. Dejó Cali y ahora vive Buenos Aires. Territorios ciertos quiere conversar con este músico sobre arte y vida antes de su regreso a la Argentina.
Andrés en cortos
Fotografía María del Socorro Erazo
1 Un músico: Agustín Barrios
2 Una música: La de la India
3 Alguien de ahora: Alfred Schnittke
4 En poesía: William Ospina y Carlos Orjuela
5 En teatro: Acabo de ver una obra en Buenos Aires se llama La Anticrista y las langostas contra los vírgenes encratitas. Es
una policromía, con música en vivo, tiene un tiorbista y el actor principal hace de mujer y canta bien. Tiene mucha crítica política. La volveré a ver todas las veces que pueda, además conocí al director, Gonzalo Demaria.
6 A quién no le gustaría parecerse: A los políticos mentirosos.
7 Alguien a quien admira profundamente: A Krishna Chakravarty, mi maestra de Sitar. Ella empezó a estudiar el sitar desde los cinco años y desde ese momento tomó la decisión de seguir con la música siempre. Cuando se casó decidió no tener hijos para dedicar todo su tiempo a la música. Ahora es la mejor sitarista del mundo. Y además es decana de la facultad de música de la universidad de Benares, en la India.
8 Un sueño: Que en Colombia respeten la música como profesión.





Andrés Bonilla visitó Santiago de Cali, Colombia, para asistir a la presentación del poemario
"Palabra soy" de Carlos Gerardo Orjuela. Ambos en la imagen con Ana María Gómez.
Fotografía María Isabel Casas para NTC.


Vivir en Buenos Aires, Argentina
Por qué vivir en Buenos Aires. Era una fantasía de infancia o cuál es su relación con esta ciudad.
Buenos Aires apareció alguna vez en el horizonte al darme cuenta de que existía una escuela de música de la India, allí, en pleno Buenos Aires. Luego viajé a mi primer curso intensivo de música de la India y descubrí que también había música antigua, una asociación de laudes de hace ya muchos años y un movimiento cultural como nunca había visto en una ciudad latinoamericana. Entonces empecé a fraguar mis ideas, mis cosas y después de mucho pensar, decidí irme a vivir a Buenos Aires. Ha sido una experiencia muy positiva, desde la parte cultural, desde mis intenciones para perfeccionar mis estudios hasta la simple convivencia. Encontré todo lo que buscaba. Así. Sencillo.
Instrumentos de cuerda
Usted toca la guitarra, el sitar y el laúd. Todos tienen cuerdas, pero, me temo que son diferentes, por lo menos en el sonido. Hablemos de la guitarra.
La guitarra es el instrumento que me abrió las puertas al mundo de la música. Mi deseo primario fue ser violinista. Pero después de escuchar recitales de guitarra en vivo, con tantos efectos como la guitarra puede lograr: armónicos, rasgueos, escalas, trémolos. Decidí estudiar guitarra clásica y lo hice en la universidad del Valle. Allí me topé con la música antigua. Hay ciertas piezas que fueron escritas para vihuela o laúd que se pueden tocar con la guitarra, pero no hay nada como tocar esta música en un instrumento de la época. Entonces empecé a buscar y recibí un regalo: un archilaúd de catorce órdenes, con él empecé a indagar en este mundo y ahora tengo la posibilidad de darme el placer de tocar el laúd.
¿Qué lo cautiva del laúd?
En primera instancia es el timbre, el sonido mágico de la época. El timbre de instrumentos como el laúd o el pífano que son característicos del renacimiento o un poco antes. Esos sonidos a mí me transportan, me ubican en otro espacio. Eso es lo que me cautivó del laúd. Además de su figura, la barriguita, el rosetón tan elaborado, la pala donde están las clavijas… El instrumento como tal es una obra de arte y hacerlo sonar... descubrir la música que hay atrapada en las tablaturas… en un instrumento de estos es...


Es un mundo muy amplio el que hay que explorar. Dependiendo de la época se utiliza un laúd diferente y si querés otra música tenés que usar otro tipo de laúd con otro tipo de cuerdas y una afinación diferente. Es fantástica la posibilidad de ir, poco a poco, obteniendo esos instrumentos y explorar esos sitios históricos de la música.



Tocar desde el original
¿Qué diferencia hay entre tablatura y partitura y cómo se consiguen? 


La tablatura es la escritura para la familia de instrumentos cordófonos como el laúd, la vihuela, el archilaúd, la tiorba... Para facilitar la lectura se creó una especie de plano cartesiano múltiple donde el hexagrama representa las cuerdas del instrumento, que pueden estar con la primera cuerda hacia arriba o hacia abajo, depende del país del compositor, hay números o letras que indican dónde se deben poner los dedos. El ritmo, que es el alma de la música, está escrito arriba. Uno aprende a leer a la mitad para tener esa información completa. Es un sistema muy sencillo si se conoce el código.


Hay quienes hacen el traspaso de tablatura a partitura, la lectura es más precisa pero es mejor leer de la fuente original. En la Asociación Argentina de Laúdes y Guitarras Antiguas, de la que hago parte, tenemos libros facsímiles, copias digitalizadas de facsímiles donde, si uno quiere tocar cierta pieza, se remite al original. Tocar desde el original, es un lujo que nos podemos dar y es lo más fiel que existe.


Cuéntenos acerca de su laúd, ¿quién lo fabricó? 


Mi laúd lo hizo un constructor de laúdes, un luthier. Lo hizo: José Luis España, él vive en San Juan de Pasto, Colombia. Estudió en Francia y en Italia. Es violinista. Me encanta saber que también es ejecutante de los instrumentos que fabrica. Eso no pasa siempre. El maestro España es una persona muy detallista, muy fina en su trabajo. La primera vez que yo saqué mi laúd y lo vieron en Buenos Aires, decían "¡Pero, qué laburo tan hermoso!" (laburo significa trabajo). 

¿Se consiguen laúdes en Buenos Aires?
Sí se consiguen. En Buenos Aires también hay luthiers y su trabajo es muy bueno. Además, entre los integrantes de la Asociación Argentina de Laudes y Guitarras Antiguas, circulan los instrumentos.

Veo que participó en un festival en Buenos Aires
Cuando el maestro Gabriel Schebor me invitó a hacer parte de la Asociación Argentina de Laudes y Guitarras Antiguas realizamos un festival de música antigua, yo inicié ese ciclo de conciertos tocando laúd renacentista, en el colegio Pestalozzi en el barrio Belgrano con el maestro Hernán Vives, tiorbista y la maestra Flora Gil, cantante. Entre los tres hicimos la apertura.
Y el concierto suyo: Música para leer a Shakespeare.
Exacto, porque era música de John Dowland, amigo de William Shakespeare quien utiliza en algunas piezas obras de Dowland. Hicimos esos conciertos y dimos a conocer a la gente de la ciudad, un poco más, estos instrumentos y lo que hacemos con la música desde los siglos quince y dieciséis hasta los albores del siglo diecinueve.


Supe que Miguel de Olaso, distinguido laudista argentino con reconocimiento mundial, fue alumno deHopkinson Smith, como usted. Ahora usted trabaja con el maestro de Olaso.
Hopkinson Smith, sí… los que trabajamos con música antigua siempre tenemos que ver con él. El maestro Miguel de Olaso fue alumno de Hopkinson Smith en la eschola Cantorum Basiliensis. 

De Olaso es el director de nuestro grupo de música antigua: El Valentine Consort.  Tenemos un tiorbista, un archilaudista, dos laudes renacentistas, dos guitarras barrocas, una vihuela, un cantante. 
Hicimos un concierto en la iglesia danesa que está en el barrio san Telmo, el  pasado  16 de abril.
Nos invitaron en octubre al Festival Internacional de Música Barroca Camino de las Estancias, en la ciudad de Córdoba, para el que ya estamos preparando repertorio.



Hablemos del sitar. 
Andrés toca el sitar, fotografía Rodrigo Escobar Holguín
Tengo una larga historia con el sitar. Recuerdo que en la universidad, en la clase de etnomúsica, la profesora me puso a investigar sobre una música en particular pero, como yo no sentía pasión por ese tema, le dije que quería investigar sobre la música de la India y un instrumento especial: el sitar. Ella aceptó. Grabé el primer concierto para sitar y orquesta de Ravi Shankar y en la universidad encontré una enciclopedia de 22 tomos en que la palabra raga, que es muy importante en la música de la India, se definía en 110 páginas. Así empecé a recolectar material hice una buena exposición y desde esos momentos tuve el deseo de tocarlo, de tener un sitar en mi casa, de explorar esa música porque el lenguaje de la música de la India para nosotros es muy lejano, es desconocido, es exótico. El instrumento es construido con una calabaza, un montón de cuerdas y muchas clavijas. Su sonido encierra mucho de magia, de brillo.
Y es un instrumento sagrado.
Sí, por el sonido. Los instrumentos musicales son sagrados en la India porque el sonido es el medio de comunicarse con la deidad. Ellos tienen trescientos mil dioses, pero todos son una proyección del mismo Krishna. Por eso la música y los instrumentos son sagrados.
¿Qué puede decirles a los estudiantes de música?
Yo les diría que uno debe seguir lo que su corazón le dice. La vocación es lo más importante. Se debe respetar. Uno tiene que ser fiel a sí mismo. Si es lo que en verdad se quiere hacer, debe hacerse. Por encima de cualquier cosa. Incluso, por encima de la familia.
En la música hay que dedicarse mucho, eso lo saben los que se dedican a la música. Hay que estar estudiando mucho, mucho tiempo, practicar el instrumento e investigar sobre este. Hay que renunciar a ciertos placeres por estar en la música.
¿Qué le gustaría decirles a los encargados de la cultura en nuestro país?
Por qué aquí la música que se valora, se muestra o se privilegia es la música popular, la salsa, el vallenato, y ahora esta seudomúsica que se llama reggaetón y otras. Porque es lo que da dinero. Pueden llenar el estadio o la plaza de toros con cinco o diez mil personas  y a eso le sacan un montón de dinero porque es el artista del momento. Y las otras músicas qué? Qué pasa con lo que antes era la Sinfónica del Valle, es una pena que esta, que es la tercera o cuarta ciudad del país, estemos en el momento de ver agonizar nuestra orquesta sinfónica. Eso es miserable. Que tengamos apenas dos o tres escuelas serias de música en la ciudad, si hay tanta gente que quiere aprender y no encuentra el lugar. Debe haber más difusión por la televisión, la radio, por todos los medios de comunicación. En la universidad del Valle hay grupos de música, solistas, hay gente que toca el violín, el piano, hay duetos, hay de todo, había una orquesta de guitarras en el conservatorio, todas estas personas pueden presentar sus piezas, sus trabajos. Estas expresiones deben tener una difusión masiva. La gente tiene derecho de conocerlos.
¿Cuál es la obligación de un artista como usted, con respecto al público?
La obligación… desde que estoy investigando, tratando de apropiarme del lenguaje de la música de la India, he conocido a maestros como Sachdev y la maestra Chakravarty cuando hablo con ellos siempre nombran una palabra. Una palabra que en cierta forma yo desdeñaba antes. La palabra es Humildad. Hablaba con la maestra Chakravarty y decía: Nosotros –se refería a los músicos– somos personas que dedicamos la vida a la música pero nosotros no somos, la música es la que atraviesa nuestro cuerpo y sale a través de nosotros y a través del instrumento. Como diciendo: nosotros no somos nada, nosotros renunciamos a nuestro ego en el momento en que estamos allí cuando la música se hace presente, nosotros somos el vehículo. Entonces escucharla a ella, escuchar a Sachdev, escuchar a Ravi Shankar en las entrevistas o leer su libro “My music, my life”. Y encontrar siempre presente esa palabra en estos maestros…
Creo que la responsabilidad de uno como músico es desnudarse, quitarse de encima la idea de que uno es el espectáculo. La música no es un espectáculo. La música es el vehículo para tocar el alma, para tocar el espíritu. Para hacer, al menos en el momento en que la música suene, que estemos en paz. Lograr un momento único, diáfano, límpido, espiritual.
La música es etérea, nos llega, nos envuelve y así como llega… se va.
Tal vez la comunicación más limpia que podemos tener es a través de la música. Por eso en la India la consideran el vehículo para comunicarse con Dios. Para estar con Dios.
Instrumentos, fotografía Rodrigo Escobar Holguín


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Qué rico las opiniones son bienvenidas.
Gracias,
Ana María - Penélope