Semblanza del libro Retazos de tinta y de papel de Ana María Gómez
María Elena León
Intentar entrar en la poesía de Ana María significa entrar en un mundo mágico, un mundo donde la palabra es la protagonista, donde los sentimientos están servidos en bandeja de plata para los dioses, dioses de carne y hueso que se embelesan con cada uno de sus poemas. Poemas llenos de vida, de amor, de nostalgia.
Atrapa la nostalgia en sus manos, como cuando dice:
“Hoy la nostalgia me visita
con su cara de méndiga,
sin ropaje y sin alimento,
¿Cómo evitar la desazón que me invade?”
Poder trasmutar su soledad y seguir escribiendo, como escribe un insomne sobre la sábana, ya al alba, cuando no resiste más sus pensamientos y deja la huella de los mismos, pintados con dolor, con lágrimas y al mismo tiempo con alegría.
Porque eso es Ana María una mujer de contrastes, una mujer que le canta a todo aquello que se mueve en la naturaleza y también a lo que no.
Sus preguntas constantes que la envuelven en un delicado velo que le permiten recoger una a una las respuestas del entorno, como en su poema Descubrimiento, al decir: ¿Cuántas veces en un abrazo están el cielo y el infierno mezclados e intactos?
La forma de convocar la lluvia, el amor, hacen de esta poeta, la inspiración para el más desprevenido, que al sentir su presencia, ve cómo las palabras se elevan, se enredan en las copas de los árboles, con la única intención de hacerlas visibles a todo aquel que transita por su territorio.
Su capacidad de plasmar en una canción vuelta mazorca toda la esencia de la vida, hacen de Ana María un ser sensible, con visión cósmica, trascendiendo culturas y saberes.
Ana María respira, siente y vive la poesía. La habita siempre y por siempre, capta su sabor, su olor, su piel se vuelve poesía, la transfigura, se torna etérea. Las sonoridades de su lírica tocan un corazón empedrado y lo rescatan del olvido.
Se acompaña de la luna y las estrellas para comprender el mundo y sentir que ella es una más con él. Por eso sueña y seguirá soñando amores furtivos, fugitivos, imaginados para hacer de la palabra un lenguaje del amor.
Para completar esta semblanza del libro Retazos de tinta y de papel, expresaré que su carátula da cuenta de la personalidad de Ana María, al cuidar todos los detalles y estampar una imagen realizada por ella misma, donde evidencia su madurez poética y su deseo de traspasar fronteras.
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Qué rico las opiniones son bienvenidas.
Gracias,
Ana María - Penélope