domingo, julio 10, 2011

FW: Cuando muere un POETA... nos quitaron lo Cabral...







El corazón del tiempo, JOSÉ MARÍA PINILLA

Cuando muere un poeta
se quiebra el lenguaje,
lloran las palabras
y los silencios tiemblan,
mueren estrellas
en el fondo de la noche
y sangra la luna
sobre un lecho de seda.

Cuando muere un poeta
se recoge el mar
y las caracolas se lamentan
de puro dolor
porque con el alma del poeta,
en su firme mano
y en su corazón agotado,
muere la belleza.

Cuando muere un poeta
se abre el abismo,
y el zumbido del vértigo
se escucha en el silencio,
que se vuelve infinito
en los delicados pétalos
de un jacinto adolescente
que comienza a florecer.


Cuando muere un "poeta con mayúsculas" es un asunto además de innecesario, tremendamente grave. Y ya no digo si, por su situación geográfica histórica, le roban la vida con violencia (como a veces ha ocurrido por desgracia y vergüenza).
Cuando muere un poeta, muere un soñador muere un iluso. Muere un psicólogo porque sabe de los interiores y nos habla de ellos, de manera que socorre y alivia a quien llega herido. Muere un chamán que posee capacidades intuitivas para vislumbrar lo que nadie alcanza, y lo muestra y lo hace comprender con la magia de los símbolos y sus gestos y de su voz. Muere el político más rebelde-honesto soñado por las civilizaciones, que nunca casa con ideologías sino con ideales tan puros tal como surgen del crisol de las utopías. Muere el mejor amante porque también sabe hacer el amor con la palabra (recibió el don), inagotable, el más tierno, que comprende y carne a la vez. Muere el único militar admisible, el militar de la belleza, el militar de la palabra y de la justicia, el militar de la mano abierta extendida limpia vacía disponible ofrecida. Muere un semidiós, porque su altura le permite tocar los testículos al todopoderoso que a bien tiene permitírselo.
Muere un niño, y ahí están sus ojos de niño (en la foto), su sonrisa de niño (en la foto), su miedo de niño, sus: -os voy a enseñar un juego, -¿jugamos hoy de nuevo?, -¿os gusta el juego que hoy traigo?. El maravilloso juego de engarzar ideas con palabras con música con el alma.
Muere, también, un amigo...Y a la vez, para siempre, se queda.
Cuando muere un poeta es sin duda un asunto grave, pero siempre deja tras de si, igual que esos esplendorosos cometas de verano, una estela de pequeñas estrellas que engendran nuevos poetas que también serán cometas y que engendrarán nuevos y necesarios poetas.

El día que muera el poeta,
yo se que tú no lo vas a llorar,
no tienes ningún sentimiento,
corazón de piedra, piel de metal.

Lo han de llorar las estrellas,
el sol y la luna eclipsarán,
y un manto de nubes espesas,
tanta pena querrán ocultar.

En bosques, montes y praderas,
plantas y flores marchitarán,
el arroyo será cual torrente,
y las aves dejarán de trinar.

El mar, su oleaje y la playa,
en el viento su lamento pondrán,
la noche y su loca bohemia,
al poeta también llorarán.

Si, podrán morir mil poetas,
mas la poesía jamás morirá,
mientras haya un alma que exprese,
sentimientos de amor y verdad.

El día que muera el poeta,
solamente no han de llorar,
los que, como tú, sólo tienen,
corazón de piedra, piel de metal.

Escritor: David Paulovich Escalona
País: Cuba
Cuando muere un poeta,
se apaga una luz,
se cae una estrella,
se nubla el cielo.
Desaparece la ilusión,
la piedra es materia,
el dolor es físico,
el alma es de polvo.

Cuando muere un poeta,
se pierde el camino,
que anda entre rosas,
sin sangre ni espinas.

La magia del amor,
para un ser querido,
para el no presente,
desaparece, se pierde.

Hombre no es solo carne,
vida no es solo naturaleza,
el ser humano es superior,
se eleva sobre si y la tierra.

Hombre es espíritu,
voluntad, ilusión, sueños,
ingredientes imprescindibles,
para el trabajo del poeta.

Cuando muere un poeta,
se opera un milagro.
de sus huesos y cenizas,
renace más fuerte la poesía.

Cuando Muere un Poeta

Cuando muere un poeta,
calla la vida,
se entristece el alma,
el mundo suspira…
Cuando muere un poeta,
se quiebran las voces
del ritmo versado,
del alma herida.
Cuando muere un poeta,
la tinta se esparce
sobre la pálida hoja
buscando la pluma
que débil reposa
junto al tintero,
soñando escribir,
quizás, su última prosa.
Cuando muere un poeta,
hay un silencio profundo,
no hay cruz, ni corona,
ni un llanto, ni un gemido,
sólo queda cual nido
un libro encendido,
con letras ardientes
que graban los versos,
del poeta querido.
Cuando muere un poeta,
hay calma en el cielo,
las huestes celestes
irradian sus luces
al rítmico paso
de un verbo valiente,
que queda  en la tierra,
Cual valioso presente.
Cuando muere un poeta,
no hay un adiós
ni un hasta luego,
sólo hay un presente
que queda en la mente,
cual recuerdo urgente
del poema que un día,
escribió para siempre.
 Cuando muere un poeta,
hay paz en el alma,
profunda la calma,
divino es el don,
que se esparce cual viento
esperando el momento,
de su encuentro con Dios.

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Qué rico las opiniones son bienvenidas.
Gracias,
Ana María - Penélope