La columna de Doly
Doly Enríquez
¡Hola!
Estuve de visita por el Macizo Colombiano; bella región del sur del departamento del Cauca; donde nacen los ríos: Cauca, Caquetá y Patía. Su vegetación es majestuosa y las bajas temperaturas permiten sensaciones impredecibles.
Almaguer, Bolívar, San Juan, San Sebastián, El Rosal, Río Blanco y muchos pueblos más componen esta región de mis ancestros Yanaconas; cuyos habitantes siguen defendiendo su propiedad amenazada por las multinacionales e intrusos.
Entre reuniones comunitarias y conversación con autoridades indígenas, me traje muchas enseñanzas y comprendí lo que hace años me contó mi abuela.
Para quienes no han tenido el privilegio de conocer esta tierra, les comparto algunos apartes de una declaración, la cual anuncia:
"Herederas y herederos del Macizo Colombiano, consideramos que la explotación minera multinacional afecta nuestros derechos.
Para nosotros, los minerales no son simples materiales que producen dinero, son seres, lugares, son energías que dan vida y aliento para todo un territorio y quienes en él vivimos; animales, vegetales, espíritus y humanos; por eso son lugares sagrados. Por eso, es que su saqueo y ambición causa desgracias. Somos troncos culturales del Macizo Colombiano: indígenas, mestizos y afrodescendientes. Y aún en las condiciones más precarias y difíciles de una dominación y humillación por siglos, y de una violencia introducida por actores y factores externos, la comunidad maciceña hemos mantenido un ambiente de vida armónica con la tierra, el agua, con los montes, con los espíritus y entre nosotras-os; que es lo que ahora llaman identidad cultural.
Por esta larga existencia, por la experiencia, por la sabiduría y por la capacidad que tenemos de vivir en este lugar, es que nos cabe la denominación de patrimonio cultural.
No como creen algunos, incluidas las instituciones del Estado, por ser paisajes bellos y asombrosos solo para el deleite de turistas. Tampoco por ser patrimonio como un haber del Estado o de los particulares; un haber como una cosa vendible o apropiable.
En el Macizo somos sociedad plenas; de mujeres y hombres que aunque vilipendiadas y atropelladas; nadie más que la misma comunidad maciceña se ha dispuesto y ha sabido resistir para vivir. Somos un tronco con raíces propias, cuya existencia moral y cultural tiene derecho a existir.
Por ser troncos étnicos y culturales de vida centenaria es que la Constitución nos reconoce como fundamento de la República, es decir, fundadores-as con otros-as de la nacionalidad colombiana. Por eso nos reconocemos en condiciones de igualdad y dignidad. Por eso, obliga al Estado y a los particulares a respetar y a proteger. Pero resulta que quienes promueven, legalizan y legitiman la explotación minera trasnacional ignoran y violan, de buena o mala fe, este patrimonio, este derecho y las leyes que lo amparan.
Y… ¿Qué hace el encargado de proteger este derecho, el Estado y sus autoridades?
¿Arderá para siempre como audaz fogata la remembranza de una tragedia o la gloria de haberla vencido?"
Durante más de 500 años, las comunidades indígenas originarias y ancestrales de América han defendido su territorio y ya es hora de respetar dicha relación que por infinidad de tiempos han tenido con la Madre Tierra.
¡Gracias por compartir y divulgar!
Doly Enríquez
Poeta y Comunicadora
Cali Colombia
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Qué rico las opiniones son bienvenidas.
Gracias,
Ana María - Penélope